Un asesino anda suelto. Juguemos a CLUEDO.

“Como habéis podido apreciar, el profesor de Lengua y Literatura lleva varios días sin incorporarse a su puesto de trabajo. Hoy hemos recibido una triste noticia por parte de la policía de la ciudad. Han encontrado el cadaver del profesor en su domicilio… Lo han matado y la policía está investigando a varios sospechosos del claustro de profesores del centro.”

Probablemente comprenderás que es lo que se siente siendo alumnos de ESO y de repente encontrarte una nota como esa en una de tus clases. Todos los que habéis jugado a Cluedo en algún momento sabéis lo divertido que es elaborar diferentes hipótesis basadas en evidencias que conducen a una acusación formal de homicidio. Pues imaginad si es con gente que conoces, como tus profesores en una de las asignaturas que cursas, Biología y Geología.

Parece que hay seis sospechosos que pertenecen al grupo de profesores. Todos ellos estuvieron con la víctima el día de su muerte.

Para empezar, deciros que es muy importante meterse en el papel. Un poco de teatro en el aula ¿quién puede resistirse?.

Ha habido un asesinato de un docente. La policía cuentas con todos vosotros, alumnos, para elaborar una acusación”.

Si todo esto no resulta lo suficientemente atractivo, imaginad que en la lista de sospechosos se encuentran profesores que os dan clase y que encajan perfectamente en el perfil de asesino… según la ciencia, claro. Permitidme la libertad confirmaros, con toda seguridad, que más de un alumno no va a parar hasta dar con el malhechor. Para potenciar todo su atractivo es muy recomendable elaborar una presentación para explicar toda la historia y presentar a todos los personajes.

Una vez que exponemos la historia y que presentamos a todos los personajes, presentamos las pruebas de la escena del crimen. Recordad que como en el Cluedo, las pruebas deben estar lo suficientemente preparadas para que a todo el mundo sea capaz de llegar a la misma conclusión.

“En el salón de la víctima se han encontrado tres fragmentos de ADN que no coinciden con el ADN de la víctima: un fragmento en la lámpara, otro en una copa de vino y otro en las uñas de la víctima.”

He aquí una reconstrucción de la escena del crimen. Se han encontrado tres muestras de ADN que no coinciden con el de la víctima.

Como os podéis imaginar, hemos basado esta sesión en contenido teórico de la asignatura, concretamente el tema de genética molecular e ingeniería genética. Es un tema que se ha tratado en clase y que con esta investigación lo aplicamos como si de un equipo de criminalística se tratará.

Básicamente, se toman muestras de la escena del crimen se extraen muestras de cada sospechosos y las muestras que coincidan nos pueden dar mucha información sobre qué pasó con nuestro querido profesor de Lengua y Literatura.

Pero vamos por partes. Como la cantidad de cada muestra que se han obtenido es muy pequeño, hacemos PCR para amplificar cada muestra.

Fragmentos de ADN de cada uno de los sospechosos y de las muestras encontradas en la escena de crimen. Se le facilita a cada alumno todas estas secuencias.

Una vez que hemos hecho PCR, y ya tenemos un fragmento de ADN con el que trabajar, digerimos cada muestra con una enzima de restricción que reconoce una determinada secuencia. Aquí entra en juego cada uno de nuestros jóvenes investigadores. Ellos son los que tienen que cortar cada fragmento (de muestras y de sujetos) y obtener diferentes fragmentos restricción de distinto tamaño.

Cada fragmento amplificado por PCR es sustrato de enzimas de restricción que reconocen una determinada secuencia (-CCGG-). Los alumnos recortan por el medio cada vez que observen la secuencia de la enzima. A continuación, se ordenan los fragmentos de cada muestra de menor a mayor tamaño. Si el patrón de fragmentos de uno sospechoso coincide con el patrón de fragmentos de una muestra de la escena del crimen, podemos empezar a sacar conclusiones.

Una vez que hemos digerido todos las de ADN y tenemos muchos fragmentos, las ordenamos por tamaño. Es decir, separamos todas las muestras de ADN y ordenamos los fragmentos de menor a mayor tamaño, una electroforesis en toda regla. Ahora es el momento de sacar conclusiones. Si comparamos los fragmentos de los sospechosos con los de la escena del crimen y estudiamos el patrón de coincidencia, las muestras empiezan a hablar.

Gel de electrooresis. Los estudiantes ordenarán de mayor a menor tamaño los fragmentos obtenidos de cada muestra.

Según la reconstrucción de los hechos, una de las muestras encontradas en la escena del crimen estaba en la uñas de la víctima. Si los fragmentos de alguno de los sujetos coinciden con esta muestra parece que el sujeto arañó a alguno de los sospechosos… ¿podría ser este el asesino?

Os dejo el vídeo de la historia, manteniendo a mis compañeros en el anonimato, entended que no es mi intención manchar el nombre de nadie 😀.

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Ainara dice:

    El 3 o el 5 yo creo

    1. Manu dice:

      Gran trabajo! El asesino ha dejado su ADN en las uñas de la víctima

  2. Dayana dice:

    El asesino es el sospechosos nº3

Deja un comentario